miércoles, 27 de octubre de 2010

LA PASTA DEL POPOLO

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El pueblo unido
jamás será vencido
(Inti-Illimani, 1970)
En el post de la primera receta del Pasta Day os hablé de esa casa de Roma lujosa, enorme y vacía donde estuve viviendo unos meses pagando el alquiler con mi trabajo de pintor de brocha gorda. También os expliqué que todo amigo (o amigo de amigos, o amigo de amigos de amigos) que pasara por allí se instalaba en la casa durante una tarde o unos días para estudiar, escribir, tocar música, bailar o simplemente charlar y tomar un café juntos. Ésta fue la razón por la cual llegamos a llamar aquella casa "La casa del Popolo", que es el nombre que en las pequeñas ciudades y aldeas de las regiones tradicionalmente "rojas" (Toscana, Umbría, Emilia-Romagna, Marche) recibían los que hoy llamaríamos "centros culturales". Allí los habitantes de cada pueblo (sobre todo los comunistas, obviamente) se juntaban en asamblea para decidir sobre algún asunto o para participar en competiciones de baile o escuchar a la banda municipal o celebrar con comidas pantagruélicas el Día de los Trabajadores.
Pues en aquella Casa del Popolo de sabor vagamente veteromarxista en la burguesísima via Lepanto de Roma cocinábamos pastas salvajes y semi-improvisadas para los descamisados que pasaran por ahí. Y una vez alguien creó la receta siguiente (los ingredientes son –como siempre- para cuatro personas):
medio kg de spaghetti
aceite de oliva
un diente de ajo
guindilla
un pimiento rojo
dos latas de atún en aceite de oliva
un puñado de alcaparras
perejil fresco
un limón
En un perol se mete el aceite (no mucho, porque luego se le añadirá el aceite de las latas de atún) y se sofríen el ajo y la guindilla (ojo, no demasiada guindilla, debe salir un plato sólo ligeramente picante). Luego se le añade el pimiento cortado en tiras y se sigue sofriendo (no debe quedar demasiado quemado: con diez minutos removiendo será suficiente). Luego se retira del fuego y cuando se haya enfriado algo se le añaden el atún y las alcaparras algo picadas. Se remueve para que todo se mezcle y se empape de los distintos sabores de los ingredientes, y se deja reposar.
Mientras, se cuecen los spaghetti, se cuelan y luego se vierten en el perol. Se le añade el jugo del limón exprimido y el perejil fresco picado. Se remueve de nuevo y se sirve. El resultado es un auténtico milagro de la innovación socialista en favor del bienestar del pueblo.
En realidad, parece que hay varias pastas del Sur que se basan en el binomio atún/limón sobre el clásico sofrito de ajo y guindilla que se usa para muchas pastas con pescado o marisco (es el clásico sofrito aglio e olio, o, como decimos en Roma, "ajjoeojjo"). Nuestra receta le añade a esa base el contraste pimiento/alcaparras que le da un toque agridulce de nouvelle cuisine, pero en realidad para nosotros será siempre una receta proletaria, fresca, rápida de hacer e ideal para el verano (también sabe bien en invierno...).

LL
LP

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